El térmico satsang en sánscrito proviene de dos raíces: sat que significa verdad; sangha, que significa comunidad, compañía o asociación. Tradicionalmente, satsang se entiende como una reunión en presencia de una persona iluminada. Con el término iluminada, me refiero a una persona que vive conscientemente en el presente, experimenta la unidad con todo lo que existe, y constantemente fluye de sí un torrente de amor hacia todos los seres. Citando las palabras de Amma, líder humanitaria y maestra espiritual, sobre cómo las prácticas espirituales nos llenan de amor, hasta que finalmente nos volvemos ese amor: “Este camino del bhakti enseña amor. Primero, desarrollas amor dirigido a Dios. Cuando ese amor se vuelve el centro de tu vida y las practicas devocionales se vuelven más intensas, tu visión cambia. Entiendes que Dios reside como consciencia pura en todos los seres, incluido tú mismo. Cuando está experiencia se va volviendo más fuerte, el amor en ti también crece, hasta que finalmente tú te vuelves Eso. El amor dentro de ti se expande y abraza el universo entero con todos sus seres. Te vuelves una personificación de amor. Ese amor elimina toda sequedad en ti. Este amor es la mejor cura para todos los bloqueos emocionales y todos los sentimientos negativos.”
Satsang también es una reunión en la que se tratan temas espirituales ya sea a través de reflexiones, meditaciones, canto, etc. En ambos casos, estos encuentros, nos ayudan a vivir con más conocimiento, amor y paz.
En el Bhaja Govindam, verso 9, Adi Shankara escribe:
सत्संगत्वे निस्संगत्वं, निस्संगत्वे निर्मोहत्वं।
निर्मोहत्वे निश्चलतत्त्वं, निश्चलतत्त्वे जीवन्मुक्तिः ॥९॥
satsaṅgatve nissaṅgatvaṁ nissaṅgatve nirmohatvam |
nirmohatve niścalatattvaṁ niścalatattve jīvanmuktiḥ || 9 |
A través de la compañía del sabio, surge el no-apego; del no-apego surge la libertad de la ilusión; cuando hay libertad de la ilusión, hay conocimiento de la Realidad, que conduce a la liberación.
En este verso, Adi Shankara describe la compañía del sabio como el primer peldaño en la escalera que nos lleva a la liberación. Es gracias al satsang, que surge el no apego. Una persona corriente, está apegada a multitud de cosas, como a su familia, a la comida sabrosa, al dinero, a los objetos de placer, a su trabajo, a su cuerpo, a su salud, su juventud y belleza, a su hogar, etc. La compañía de sabios (personas establecidas en el conocimiento de sí mismos) despierta en la persona corriente, el desapego hacia estas cosas transitorias. No es que deje de amarlas o cuidarlas, pero las pone en su lugar, sabiendo que estas cosas no van a liberarle del sufrimiento, ni van a brindarle felicidad permanente. Cuando surge el desapego, nos liberamos de la ilusión y del engaño, y empezamos a discernir entre lo transitorio y lo eterno, entre el Ser y el no Ser. A través de la libertad de la ilusión, adquirimos el conocimiento de la Realidad, quien soy más allá de este cuerpo y de esta mente. Y este conocimiento nos libera. Nos libera de la ignorancia, que es la causa del sufrimiento y de todas las demás aflicciones.
Hace una semana que he regresado a Cataluña, después de haber pasado los últimos 15 meses en satsang continúo, en compañía de Amma y de las personas que vivimos en el ashram de India. El primer día de haber regresado, temprano por la mañana cuando me sonó el despertador y todavía era oscuro, observé la tendencia de mi mente de querer quedarse en la cama durmiendo. Entonces me sorprendió un pensamiento y un impulso espontaneo diciendo: Amma y sus discípulos están constantemente entregando su tiempo para el bien de lo demás, levántate y aprovecha el día de hoy. Y así, sin más, me levanté. Durante el resto de la semana, cuando la mente ha querido quedarse en cama, conscientemente recuerdo este pensamiento, y me es mucho más fácil levantarme temprano. Este es uno de los beneficios del satsang. Nos da la fuerza y la determinación, para realizar acciones que son más beneficiosas para nosotros y para el mundo. Beneficiosas en el sentido de que traen paz y prosperidad.
A Sri Ramakrishna, maestro espiritual del siglo XIX, multitud de devotos hogareños le preguntaron si podían alcanzar a Dios o, dicho de otra forma, si podían llegar al conocimiento de su Ser. Sri Ramakrishna contestó afirmativamente en la mayoría de casos, aunque debían seguir varios requisitos, siendo uno de ellos el satsang o compañía santa. A continuación, cito sus palabras sobre los requisitos necesarios: “Repite el nombre de Dios y canta Sus glorias y busca compañía santa; y de vez en cuando visita a los devotos de Dios y a hombres santos. No puedes librarte de una enfermedad sin la ayuda de un médico. Pero no es suficiente estar en compañía de gente religiosa sólo por un día. Debieras buscarla constantemente, porque la enfermedad se ha vuelto crónica. Además, no puedes comprender el pulso correctamente, a menos que vivas con un médico. Acompañándole constantemente, aprendes a distinguir el pulso tranquilo del pulso agitado. Viviendo constantemente en la compañía de santos, el alma se vuelve inquieta por Dios. Este anhelo es como el estado mental de un hombre que tiene un enfermo en la familia. Su mente está en un estado de perpetua intranquilidad, pensando cómo podría curarse el enfermo. Se alcanza aún otro beneficio por la compañía de hombres santos. Nos ayuda a cultivar el discernimiento entre lo Real y lo irreal. Sólo Dios es lo Real, es decir, la Eterna Substancia y el mundo es irreal, es decir, transitorio. Tan pronto como el hombre encuentra su mente vagando en lo irreal, debería aplicar el discernimiento. En cuanto el elefante estira su trompa para comer un plátano del jardín vecino, recibe un golpe de focino del conductor.”
Girish Chandra Gosh, fue uno de los grandes escritores, directores y actores del teatro bengalí del siglo XIX. Tenía un talento sobrenatural. Por ejemplo, podía estar más de 24 horas seguidas trabajando sin parar, escribiendo y dictando varias obras de teatro a la misma vez. No obstante, era conocido por visitar vestíbulos de prostitución y beber alcohol hasta caer al suelo. A pesar de estas conductas, Sri Ramakrishna lo aceptó como discípulo. Gracias a la asociación con Sri Ramakrishna, Girish dejó por completo todas las conductas dañinas, hasta que al final de su vida se convirtió él mismo en un santo. Muchas personas venían a visitarlo y en su compañía sentían gran inspiración, fe y anhelo por Dios y por su maestro. La frase, todo santo tiene un pasado, y todo pecador tiene un futuro, es de gran relevancia. Sin duda, la compañía con la que nos rodeamos es clave en nuestro proceso de purificación y perfeccionamiento.
Yo también he tenido la fortuna de experimentar en primera persona la grandeza del satsang. Dejadme compartir un ejemplo, de cómo me facilitó dejar un hábito destructivo. Cuando estaba en la adolescencia viví una época muy oscura, y una de las conductas que le siguieron fue la adicción a fumar hachís y marihuana. Durante varios años fumé diariamente gran cantidad de porros. Mis padres intentaron muchas cosas para que superará la adicción, como llevarme al psicólogo, hacer el camino de Santiago, ir al gimnasio, etc. Pero nada logró que dejara esa adicción. Sentía un impulso inaguantable que me arrastraba a fumar. Cuando empecé la universidad, comencé a hacer voluntariados y también emprendí el camino del yoga, practicando yoga asanas a diario y técnicas de respiración y meditación. Poco a poco, fui dejando el hábito de fumar a diario, pero el fin de semana me fumaba alguno que otro. Llegué a pasar temporadas que lograba dejar de fumar durante 10 días, otras veces durante 21 días, pero luego siempre volvía. Cuando viajé por primera vez a India, a los 24 años, fui a parar al ashram de Amma, lugar que ha pasado a ser mi hogar durante más de 8 años. Pasé 6 meses en el ashram y viajando por India con Amma y durante ese tiempo ni fumé, ni pensé en eso. Pero cuando regresé a España después de esta primera estadía, volví a fumar. A las 4 semanas regresé al ashram. Estaba conversando con una amiga muy cercana que es discípula monástica de Amma des de hace más 30 años, y le comenté que había fumado. Me dijo: si vuelves a fumar, no hablaré más contigo. Esa frase fue suficiente. Des de ese día no fumé nunca más. Ese es el poder de las palabras de una persona santa que vive una vida dedicada al servicio desinteresado y al amor.
Como estos, hay muchísimos ejemplos. Y es que el satsang, nos lleva a ser la mejor versión de nosotros mismos. Es difícil poner en palabras la grandeza del satsang, la maravilla de esta en presencia de un Ser liberado. No hay nada que se le equipare. Y es que su mera compañía, nos acerca a nuestra esencia de amor puro, a ese anhelo de servir y amar, y de realizar quien somos y cuál es nuestra misión en esta vida.
Eva Prema, 27 de febrero 2023.