Sri Buda decía que somos disparados por dos flechas que nos causan sufrimiento. La primera flecha es el sufrimiento que experimentamos cuando vivimos situaciones dolorosas inevitables, como la muerte de un ser querido, la enfermedad de nuestro cuerpo, etc. Y la segunda flecha es el sufrimiento causado por nuestra propia mente al reaccionar de forma negativa ante las situaciones diarias.
La primera flecha es inevitable, pues todos experimentamos la enfermedad, la vejez, la muerte. Pero la segunda flecha, la podemos destruir, y ese es el objetivo de la espiritualidad. Entrenar la mente para que aprenda a vivir con paz y serenidad cada momento de nuestra vida, sea lo que sea que pase. O, dicho de otra forma, dejar de ser esclavos de las situaciones externas y de cómo reacciona la mente. Si sucede algo que me gusta, me siento feliz. Si sucede algo que me disgusta o me genera tensión, me siento frustrado. Si alguien se enfada conmigo, siento rabia, incomprensión o tristeza. Si alguien me dice un piropo, me siento alegre. Cuando hay para comer algo que me gusta, me siento satisfecho, y si hay algo que no me parece apetecible, no lo disfruto. Si encuentro un atasco en la carretera pierdo los nervios, y si la carretera está despejada y mi coche avanza fluido, floto en el cielo. Y así, con todo. Si observamos cómo reacciona nuestra mente a lo largo de un día, rápidamente nos daremos cuenta en qué grado esta nos controla.
Es por este motivo, que se vuelve esencial cultivar una mente ecuánime, que se mantenga agradecida y tranquila suceda lo que suceda. Esta es la llave para vivir con contento. Esta es la clave para destruir la segunda flecha del sufrimiento.
El Bhagavat Gita, uno de los textos espirituales por excelencia, expone la relevancia del concepto de samatva o ecuanimidad.
Capítulo 2, verso 48
Sé firme en el cumplimiento de tu deber, O Arjuna, abandonando el apego al éxito y al fracaso. Tal ecuanimidad se llama Yoga.
योगस्थ: कुरु कर्माणि सङ्गं त्यक्त्वा धनञ्जय |
सिद्ध्यसिद्ध्यो: समो भूत्वा समत्वं योग उच्यते || 48||
yoga-sthaḥ kuru karmāṇi saṅgaṁ tyaktvā dhanañjaya
siddhy-asiddhyoḥ samo bhūtvā samatvaṁ yoga uchyate
Sri Krishna nos presenta en este verso un enfoque muy práctico en la manera de lidiar con las experiencias de nuestra vida. Hemos de realizar nuestro deber, es decir, realizar aquellas acciones que nos son asignadas en función del rol que ocupamos en este momento vital. Por ejemplo, si somos estudiantes nuestro deber es ir a la escuela, aprender, escuchar a los profesores con interés, aclarar dudas, etc. Si acabamos de ser madres, nuestro deber es cuidar del bebé, darle amor, sustento, cuidar de nosotras, etc. Pero para que esto se convierta en yoga, es necesario cumplir dicho deber, sin apego a los resultados. En el ejemplo de los estudiantes, ponemos esfuerzo en sacar buenas notas, en entender las materias, pero si al final del curso hemos suspendido dos asignaturas, lo aceptamos sin enfadarnos, ni deprimirnos. Intentamos comprender que podemos aprender de dicha situación y lo volvemos a intentar. En definitiva, mantenernos serenos tanto si sacamos notas excelentes, o si suspendemos. En el ejemplo de acabar de dar a luz, intentamos cuidar a nuestro bebé y a nosotras mismas, por ejemplo, alimentándonos de forma saludable y yendo a clases de yoga para la maternidad. Pero si nos sentimos agotadas y con falta de entusiasmo, no nos culpamos, ni nos entristecemos. Vemos qué cosas podemos mejorar, qué está funcionando y qué nos sienta bien, e intentamos abrazar ese momento de aprendizaje. Esto es YOGA.
Capítulo 2, verso 15
Oh Arjuna, el más noble entre los hombres, aquella persona que no es afectada por la felicidad y la angustia, y permanece firme en ambos, es apto para la liberación.
यं हि न व्यथयन्त्येते पुरुषं पुरुषर्ष |
समदु:खसुखं धीरं सोऽमृतत्वाय कल्पते || 15||
yaṁ hi na vyathayantyete puruṣhaṁ puruṣharṣhabha
sama-duḥkha-sukhaṁ dhīraṁ so ’mṛitatvāya kalpate
En este verso, Sri Krishna pone de manifiesto que la ecuanimidad es un requisito indispensable para obtener la liberación, o para dejar de ser esclavos de nuestra mente y de las situaciones, tal y como decía al principio de este artículo. Esta ecuanimidad es ser capaces de aceptar con serenidad y firmeza tanto la felicidad como la angustia, el dolor y el placer. Tener la comprensión de que en la vida suceden situaciones que nos causan felicidad y otras que nos causan dolor, y aprender a mantenernos en paz en todas ellas.
Es fácil entender el concepto de samatva o ecuanimidad, pero aplicarlo ya es otra cosa. Para empezar, hemos de comprender el funcionamiento de nuestra mente. Y a continuación, empezar a entrenarla. Y, ¿cómo entrenamos la mente para conseguir esta paz? A través de la sadhana o práctica espiritual.
Un hombre de negocios fue a ver a su maestro espiritual. Cuando llegó, el maestro lo saludó amablemente y le preguntó cómo se encontraba. El hombre de negocios que tenía la cara tensa y unas ojeras impresionantes le dijo al maestro que estaba deprimido y estresado. Tenía innumerables responsabilidades en el trabajo que le impedían relajarse y descansar. Eso le hacía estar siempre irritado y por cualquier cosa se enfadaba. Su familia estaba cansada de él. De hecho, muchos días ni él se aguantaba a sí mismo. Había perdido la paz. El maestro con gran cariño e interés, le escuchó. Al terminar el maestro le recomendó que cada día practicara unos minutos de meditación, eso le ayudaría. El hombre de negocios enfadado, le gritó si es que no había escuchado lo que le acababa de decir. Que no tenía tiempo para nada, cómo iba a sentarse a meditar cada día. El maestro, sin perder la calma, le preguntó: ¿cuántos pasos hay de tu habitación al cuarto de baño? El hombre de negocios todavía enfadado y sin entender nada, le dijo al maestro: ¿Y qué importan los pasos que hay? ¿Va eso a solucionar mi problema? El maestro le dijo que le contestara y luego lo entendería. Éste le dijo que había 15 pasos. El maestro le explicó que cada vez que fuese al baño, con cada paso que diese recitara un mantra o sonido sagrado. De esta forma, sin dedicar tiempo extra, iría beneficiándose de las prácticas espirituales y poco a poco la paz mental volvería. El hombre de negocios contento con esta solución que le parecía sencilla, se fue. A los dos meses regresó a ver a su maestro. Esta vez, tenía la cara relajada y sonriente. El maestro le preguntó cómo se encontraba. El hombre de negocios estaba impaciente por contarle a su maestro lo que le había sucedido. Le dijo: Mi esposa por poco me pide el divorcio. Cada vez que me enfadaba o me deprimía, iba y venía de mi habitación al lavabo, para recitar el mantra con cada paso. Al poco rato, esto me ayudaba y me sentía de nuevo calmado. Mi esposa creía que tenía escondida una amante en el armario del cuarto de baño. Cuando le expliqué la razón de mis idas y venidas, dio una buena carcajada y se relajó. Yo también me siento más relajado con el mantra. En la oficina también recito el mantra desde mi despacho al baño. Aunque ahí, nadie piensa que tengo una amante, si no problemas estomacales. El maestro, se mostró alegre por el efecto del mantra y con la historia de una amante en el armario y los problemas intestinales. Antes de despedirse, le dijo que podía recitar el mantra cada vez que quisiera, que no hacía falta que fuese de la habitación o del despacho al cuarto de baño. Y que cuanto más lo repitiera con concentración y fe, más sentiría cómo su mente iba ganando paz.
Esta historia nos ilustra varios puntos esenciales a la hora de lograr esta ecuanimidad mental o al menos para empezar este entrenamiento de nuestra mente: la necesidad de la práctica espiritual y la importancia de ser guiados por un maestro espiritual establecido en el Yoga. El maestro es fundamental porque ya ha recorrido el camino antes que nosotros y conoce los peligros y encrucijadas que hay en este. Es como viajar a un pueblo lejano que nunca antes hemos visitado con la ayuda de un GPS. Con el GPS probablemente llegaremos al destino con rapidez y certeza. Sin el GPS, ni un mapa, ni nadie a quien preguntar, nos será bastante más difícil llegar a nuestro destino. Además, el maestro sabe cuál es la práctica espiritual más apropiada para cada uno de sus alumnos, y los guía con precisión. Pero aun teniendo el mejor GPS, si no emprendemos el viaje, no llegaremos a nuestro destino. Por lo tanto, es primordial tener el deseo de mejorar la calidad de nuestra vida y hacer las prácticas espirituales con entusiasmo y perseverancia. Son estas las que van a purificarnos y prepararnos para descubrir la gema que reside en cada uno de nosotros. Ahora es un buen momento para empezar y adquirir un hábito que nos acompañe de por vida, tal y como cada día nos cepillamos los dientes. Aunque dispongamos de 5 minutos al día, es suficiente para empezar. Si tenemos la suerte de encontrar un maestro con conocimiento amplio, nos va a enseñar a aplicar los principios espirituales, no solo cuando nos sentamos a meditar o practicamos posturas físicas, sino en cada aspecto de nuestro día a día. Ese es la verdadera senda, que empapa todo momento, todo lugar.
¿Pero qué es el yoga? Muchos de nosotros no tenemos una idea clara de que es el yoga, ni de su propósito principal. Sri Krishna nos lo ha definido previamente como ese estado mental de ecuanimidad. En el libro yoga sutras, Patanjali nos lo define diciendo yogas chitta vritti nirodhah (1.2.), yoga es restringir el contenido mental de tomar varias formas. O sea, ser capaces de mantener la mente enfocada en un solo pensamiento y que no aparezcan otros. Este es un estado muy elevado y sin entrenamiento es imposible conseguirlo. Puedes verlo por ti mismo ahora. Intenta durante un minuto o dos que la mente esté enfocada en tu respiración. Verás la cantidad de otros pensamientos que aparecen en la superficie de tu mente.
Podemos decir que el Yoga es un estado en que nuestra mente se encuentra enfocada en el momento presente, y se encuentra en un estado de paz y contento. ¿Y cómo conseguimos eso?
En el Bhagavat Gita, Sri Krishna nos expone varios caminos prácticos para lograrlo a través del karma yoga, bhakti yoga y jñana yoga. En los Yoga Sutras, Patanjali también nos explica el camino del Raja yoga. Todos los caminos tienen el mismo propósito: la unión con nuestro verdadero Ser. Es positivo conocerlos y aplicarlos todos, aunque haya predominancia de alguno de ellos, ya que estos se complementan y potencian unos con otros.
Primeramente, hemos de conocer y comprender estos caminos y sus prácticas. Y a continuación, para experimentar sus beneficios, tendremos que aplicar las enseñanzas, siguiendo una rutina de prácticas. No tiene sentido decir esto no es verdad o no funciona, sin antes probarlo por nosotros mismos. Con el tiempo, y la aplicación diaria de las enseñanzas, podremos experimentar como nuestro bienestar a nivel físico, mental y energético mejora notablemente. Además de crecer en el ámbito espiritual. Si queremos conocer el sabor de la miel y nos explican con detalle sus propiedades y características, no tendremos la experiencia de su sabor dulce. Debemos ponerla en la boca para saborearla. De igual manera, podemos leer decenas de libros o asistir a muchos cursos sobre el estado de Yoga, de unión, de dicha infinita, pero si no practicamos, no probaremos estos frutos.
Es bastante arriesgado hablar de un maestro espiritual o gurú en la cultura occidental, ya que hay muchos malentendidos y nociones erróneas sobre esta figura. Por el contrario, en la tradición de la cultura de India, el Gurú es una figura especialmente importante ya que brinda luz y remueve la oscuridad. La palabra proviene del sánscrito y significa: el que remueve la oscuridad. Se refiere a la oscuridad de la ignorancia. Impartiendo conocimiento y ayudando al estudiante o discípulo a comprenderlo e integrarlo en su vida.
En mi caso, vivo en India el ashram de Amma, una maestra espiritual y líder humanitaria de renombre mundial. Seguimos el sistema antiguo de gurukula que se basa en recibir las enseñanzas viviendo al lado del maestro. Una de las particularidades de esto es que uno ve directamente como aquello que proclaman los textos sagrados, es practicado en cada aspecto de la vida del maestro. Su propia vida es la enseñanza. Una vida de completa entrega a los demás, a la elevación espiritual y al servicio desinteresado de todos los seres. Esto de forma natural, despierta en todos nosotros el deseo de servir y amar a todos los seres. Además, el maestro te hace de espejo y puedes ver con más claridad las impurezas que viven en tú mente, y te brinda las herramientas para poder eliminarlas. A medida que vas limpiando esas capas de polvo, ves más de cerca quién eres y resides más en la paz y el amor. Ya que finalmente, todos los caminos y todos los maestros realizados, nos acercan a la Verdad de quien somos: Consciencia prístina y amor incondicional y puro.
OM LOKAH SAMASTAH SUKHINO BHAVANTHU.
Que todos los seres seamos felices y vivamos en paz.
Octubre 2022
Eva Prema